jueves, 28 de febrero de 2013

Capítulo 40 - Juego de Pelotas





CONOCIENDO A CINCUENTA SOMBRAS CONTINÚA

Capítulo 40

Juego de Pelotas


"No tienes permitido salir de aquí sola. ¿Entiendes?"

Le digo a medida que entramos en el ascensor del Escala, después de la maravillosa tarde que hemos pasado juntos en el velero. La idea de que cualquier cosa pueda sucederle a Anastasia es completamente insoportable para mí, y aunque no la quiero alarmar tiene que entender que no debe correr ningún riesgo. Sawyer me acaba de confirmar, de camino al apartamento, que nadie ha visto ni ha tenido noticias de Leila. Así que ella todavía está en libertad, y posiblemente sigue armada.

"Está bien." Me dice Ana burlonamente, parece encontrarlo divertido.

"¿Qué es tan gracioso?"

"Tú lo eres."

"Yo, señorita Steele? ¿Por qué soy gracioso?" Ser gracioso no es algo de lo que generalmente se me acuse.

"No hagas pucheros," afirma Ana, mirando mi boca.

"¿Por qué?"

"Porque tiene el mismo efecto en mí del que yo tengo en ti cuando hago esto." Ana se muerde el labio seductoramente.

"¿En serio?" Así que, por supuesto, le ofrezco mi mejor puchero, y luego me inclino para besarla.

Y ese breve beso es todo lo que se necesita para inflamar el deseo que hierve a fuego lento constantemente entre nosotros, acentuado por el reducido espacio del ascensor. Ana retuerce brutalmente los dedos en mi pelo mientras me besa, mientras yo la empujo con fuerza contra la pared del ascensor. No podemos absorber lo suficiente el uno del otro mientras nos besamos, nuestras lenguas se entrelazan apasionadamente mientras sujeto su cara en mis manos. Ana, mi preciosa Ana. La deseo, la necesito, y he de poseerla en todos los sentidos posibles.




El sonido la puerta del ascensor abriéndose nos devuelve de nuevo a la tierra. Un minuto más y lo habríamos hecho allí mismo. Un día, lo haré, lo juro.

 "Buuuf."  Murmuro, mientras trato de recuperar el aliento.

"Buuuf." Ana está de acuerdo, jadeando.

"Lo que me haces, Ana."

No puedo resistirme a deslizar el pulgar por su suave y esponjoso labio inferior. Es que es tan condenadamente sexy. Todo en ella es tan sexy y deseable, que me hace perder el control. Me gustaría follarla todo el día si pudiera. Nunca he sentido una química así antes. Es literalmente electrizante entre nosotros, imposible de pasar por alto y más fuerte que cualquier tipo de droga.

"Lo que me haces a mí, Christian," susurra de vuelta.

Así que lo mismo le sucede a ella. Si se ha lanzado algún tipo de hechizo puedo decir que nos ha alcanzado a los dos, acabo de darme cuenta de que ella siente lo mismo. Pero así es. Nos amamos. ¿Despertaré y me daré cuenta de que esto no es más que un engaño cruel, un sueño? Simplemente parece increíble haber descubierto que soy capaz de experimentar estos sentimientos, cuando siempre lo he creído imposible para un hombre como yo. Por supuesto, no me lo merezco. Mi mayor temor es que todo me será arrebatado de nuevo, que hay algo destinado para que le suceda a Ana para castigarme. No puedo permitir que eso suceda, y voy a hacer todo lo posible para evitarlo.

Taylor se encuentra en el hall de entrada, como de costumbre, sin duda esperando para informarme de las últimas noticias.

"Buenas noches, Taylor."

"Sr. Grey, señorita Steele."

"Yo era la señora Taylor ayer." Ana bromea con Taylor.

Y una mierda lo eras. Estabas conmigo, no con él. ¿Cómo puedes bromear sobre esto con Taylor? Nunca vas a ser la esposa de nadie más, ¿no lo entiendes? Si vas a ser la esposa de alguien, serás mi esposa. La señora Grey, no la señora Taylor.

"Eso suena muy bien, señorita Steele," Taylor le responde con calma, pero el efecto que está teniendo en él se revela con el hecho de que le ha subido un brillante tono rosa en las mejillas. Joder, odio incluso que bromee con él sobre ser su esposa, y todo lo que ello implica.

 "Yo pienso lo mismo." Ana coquetea de nuevo, y eso es todo, hiervo de celos irracionales, abrumadores. Ella puede ser inexperta e ingenua, pero tiene que aprender que no voy a tolerar este tipo de comportamiento, menos cuando me hace sentir de esta manera.

"Si han terminado todo, me gustaría tener una sesión informativa."

Miro a Taylor mientras tomo la mano de Ana. Él debe saber que no debe responder a las observaciones personales de ninguna manera. Él nunca lo había hecho antes. Es Ana, ella sin darse cuenta tiene este efecto en la gente, rompe sus barreras. Ella no tiene idea de lo sexy y atractiva que es. Sé que no lo hace deliberadamente para molestarme, pero ese es el efecto que está teniendo en mí. Así que no tengo más remedio que explicárselo para futuras ocasiones.

"Voy a reunirme contigo en breve. Pero quiero hablar con la señorita Steele primero." Le digo a Taylor, mientras me dirijo a la privacidad de mi habitación con ella y cierro bien la puerta detrás de nosotros.

"No coquetees con el personal, Anastasia."

Ella se sorprende, porque parece no darse cuenta de que eso es lo que estaba haciendo. Así es como ella le envía mensajes equivocados a tipos como el fotógrafo y por eso es tan vulnerable. Ella tiene que entender el efecto que tiene sobre el sexo masculino.

"No estaba coqueteando. Estaba siendo amable - hay una gran  diferencia," argumenta.

"No seas amable con el personal o coquetees con ellos. No me gusta."

Me doy cuenta de que no me importa cómo defina su comportamiento, me parece inaceptable, por lo que tiene que parar. Hay que mantener las distancias con el personal. Son empleados, no amigos. Es por eso por lo que siempre insisto en ser tratado como Sr. Grey, y nunca por mi nombre de pila, por ninguno de ellos.

Le cambia la cara y se queda mirando hacia abajo, a sus dedos, como si fuera una niña traviesa a la que están regañando.

"Lo siento," murmura, cabizbaja. No me gusta verla así, pero tenía que decírselo.

"Sabes los celoso que soy," ofrezco a modo de explicación, mientras le levanto la cabeza para mirarla a los ojos.

"No tienes motivos para estar celoso, Christian. Soy tuya en cuerpo y alma," susurra.

Su honestidad y su sinceridad están brillando en sus hermosos ojos azules, y sé que cada palabra sale desde el fondo de su puro corazón.

Pero sus palabras me confunden, porque todavía no entiendo muy bien lo que he hecho para merecer esto. Me vuelve loco con estos sentimientos abrumadores que estoy experimentando y luego ella me desarma completamente con su candor. Estoy acostumbrado al control y el equilibrio y ahora me siento perdido, inquieto. Pero esperemos que ahora entienda cómo espero que se comporte en el futuro.

"No tardaré. Siéntete como en casa,"  le indico mientras la beso y luego me dirijo a descubrir las novedades que tenga Taylor.

Espero que haya arreglado la mudanza y así ella pueda aprovechar el rato de mi reunión para acomodarse en mi dormitorio, que será nuestro dormitorio a partir de ahora… Creo que se lo he mencionado, ¿o no?

~ ~ ~

"Taylor, la señorita Steele no tiene experiencia en el trato con el personal, pero ya la he  informado sobre el protocolo correcto para hacer frente a todos los miembros del personal en el futuro. Si su inexperiencia causa otro lapso, te agradecería que no respondieras a sus observaciones inapropiadas en el futuro."

"Como usted quiera, señor."

Su rostro es totalmente impasible, pero el temblor de su diminuto músculo mejilla delata el hecho de que él no aprecia que le haga este tipo de comentarios. Él es muy consciente de que no debería tener que decirlo, sobre todo para alguien tan experimentado como él.

Pero yo no quiero molestar a Taylor del todo, porque como le dije a Ana hoy, él es muy bueno en su trabajo y sería imposible reemplazarlo. Sin embargo, él tiene que entender que no puedo soportar ningún tipo de interacción entre ellos, me pone celoso, por más irracional que él pueda pensar que estoy siendo. Lógicamente, comprendo que no hay nada entre ellos, sobre todo porque sé que él y Gail están comprometidos en una relación, pero soy un hombre muy celoso, con una imaginación muy vivaz, así espero que no responda de ningún coqueteo aunque no sea intencionadamente, ya que suscita pensamientos muy feos en mi cabeza acerca de Ana. Por su actitud protectora hacia Gail, sospecho que Taylor también tiene una vena celosa y posesiva en cuanto a ella se refiere, por lo que probablemente entiende lo que le estoy pidiendo. Creo que ya hemos hablado suficientemente del tema cuando Sawyer se une a nosotros, así que considero que el asunto ha quedado zanjado a medida que avanzamos a nuestra sesión informativa.

Las últimas noticias no son muy alentadoras. Aunque ya sabemos cómo Leila accedió a la casa, todavía no hemos descubierto cómo ella adquirió la clave maestra de la escalera de incendios, lo cual es preocupante, pero al menos Taylor ha tomado todas las medidas necesarias para garantizar que no puede entrar por esa vía de nuevo.

Seguimos estando frustrados por no estar más cerca de localizar su paradero, ya que es la única manera de asegurarme de que reciba la ayuda que necesita desesperadamente, y poner fin a toda esta incertidumbre. Welch informa que no hay ninguna evidencia de que haya accedido a su cuenta bancaria ni hay imágenes de ella en ninguna de las cámaras de seguridad cercanas. Su esposo no quiere tener nada que ver con ella y está siendo muy poco colaborador. Su familia está en Connecticut y no se ha puesto en contacto con ella. Así que parece que Leila está sola y fuera de sí, y aunque me siento mal por ella, no puedo descansar hasta que no sepa que ella ya no es una amenaza para Anastasia de ninguna manera.

"La Srta. Steele tiene que estar escoltada en todo momento siempre que salga de casa. ¿Queda claro? Su seguridad debe ser la prioridad número uno en todo momento," reitero.

Pero por ahora, no hay nada más que hacer hablando de lo mismo así que doy por terminada la reunión y regreso a mi habitación para encontrarme con Ana.

"Oh, ellos cambiaron tus cosas de lugar," murmuro, cuando la veo confusa, mientras ella se queda mirando a su ropa que ahora está en el vestidor.

Eso es bueno. La idea de tener a Ana durmiendo a mi lado esta noche mejora mi estado de ánimo un poco, mientas le cuento a Ana brevemente los últimos detalles de la situación con Leila, cuando ella me pregunta qué me pasa. Supongo que ella puede notar que estoy preocupado.

Cuando Ana me pone sus brazos alrededor de mí, la estrecho en un abrazo, besando su pelo e inhalando su aroma dulce. Ya me siento más tranquilo y más relajado. Como siempre, me siento mucho mejor solo tenerla cerca de mí.

"¿Qué vas a hacer cuando la encuentren?" Pregunta.

"El Dr. Flynn le ha encontrado un lugar."

"¿Y su esposo?"

"Él se lavo las manos." En la salud y en la enfermedad. "Su familia está en Connecticut. Creo que está muy sola ahí fuera."

"Es triste," suspira Ana. Ella tiene un corazón bueno, todavía puede identificarse con una mujer que maliciosamente ha destrozado su coche, y que no sabemos que podría estar planeando hacer con una pistola cargada. Realmente no quiero detenerme en este pensamiento, ni Ana tampoco, así que cambiamos de tema.

"¿Te parece bien que todas tus cosas estén aquí ahora? Quiero que compartamos mi habitación."

Por supuesto asumo que estará encantada de compartirla conmigo. ¿ Tal vez debería habérselo pedido? Estoy tan acostumbrado a mandar que en realidad nunca se me ocurrió pensar primero en ello.

"Sí," confirma con una sonrisa. Así que yo tenía razón – a ella le parece bien que compartamos, porque me imagino que le gusta que durmamos juntos tanto como a mí.

"Quiero que duermas conmigo. No tengo pesadillas cuando estás conmigo."

"¿Tienes pesadillas?"

"Sí."

Ella me abraza más estrechamente, para tratar de consolarme creo.  Tan dulce.

"Estaba organizando mi ropa para ir mañana a trabajar," me dice.

¿Qué carajo?

¿Por el amor de Dios, no puede ser que ella se plantee salir para ir a trabajar, no con Leila suelta por ahí?

"Trabajar!"  Me enfrento a ella como si estuviera loca.

"Sí, a trabajar," insiste, con una mirada de asombro en su rostro. Creo que le ha restado importancia a la amenaza de Leila, parece que Ana todavía no ha comprendido la gravedad de la situación.

"Pero Leila - sigue ahí fuera." ¿Le puedo prohibir que vaya a trabajar?  Mierda, ella probablemente va a enloquecer si lo hago.

"No quiero que vayas a trabajar."  No, estoy siendo muy moderado y razonable.

"Eso es ridículo, Christian. Tengo que ir a trabajar."

"No, no tienes." Tienes un sueldo mísero, por el amor de Dios, mientras que yo soy un puto millonario. Te quedarás en la jodida casa y me dejarás ocuparme de mis negocios  sin tener que estar preocupado por ti.

"Tengo un nuevo trabajo, que me gusta. Asi que por supuesto que tengo que ir a trabajar."

Ahora es su turno para mirarme como si yo estuviera loco.

"No, no lo necesitas."

Estoy a punto de menospreciar su trabajo patéticamente pagado, cuando me acuerdo de cómo me sentí cuando mi padre menospreció mi primer cambio de carrera, en su esfuerzo por intentar hacerme cambiar de opinión sobre mi idea de abandonar Harvard. Así que me apresuro a reprimir la réplica que casi sale de mi boca, dándome cuenta de que despreciar el primer trabajo de Anastasia en realidad sería muy cruel de mi parte, cuando ha estudiado tan duro para llegar a la carrera que realmente quiere. Es importante para ella, incluso si le pagan una mierda. Así que logro mantener bajo control mi temperamento, aunque es una verdadera lucha.

"¿Crees que voy a quedarme de brazos cruzados aquí mientras estás fuera siendo el Señor del Universo?" me grita.

"Francamente .... sí."  Porque por lo que a mí respecta, yo podría ser su maestro, al menos en los asuntos a los que su seguridad se refiere.

"Christian, tengo que trabajar."

"No, no tienes que." ¿No es como que me falten uno o dos dólares verdad?

"Sí. Tengo. Que. Trabajar."  Ella lo dice poco a poco y con sentimiento. Es evidente que no hay manera de hacerla cambiar de opinión, y es jodidamente frustrante saber que no tengo poder para obligarla a hacer lo que le digo. Simplemente ella podría irse, y entonces sí que no tendría un control adecuado sobre su seguridad en lo mas mínimo.

"No es seguro." Intento otra táctica con ella. ¿Es posible que la idea de que haya una mujer armada y hostil en libertad la asuste?

"Christian ... tengo que trabajar para ganarme la vida, y voy a estar bien."

"No, no tienes que trabajar para ganarte la vida - ¿y cómo sabes que vas a estar bien?" Puedo sentir como mi autocontrol se me está escapando.  ¿Cómo puede importarle tan poco su propia seguridad? ¿Por qué tiene que ser tan terca e independiente?

"Por amor de Dios, Christian, Leila estuvo de pie en el extremo de la cama, y ​​no me hizo ningún daño, y sí, tengo que ir a trabajar. No quiero que tu me mantengas. Tengo préstamos estudiantiles que pagar."

Mientras Anastasia se muestra desafiante, con sus manos en las caderas, parte de mí realmente la admira por no quererme para ayudarla económicamente, ya que es muy refrescante estar con alguien que no tiene el más mínimo interés en mi dinero. Pero eso no cambia el hecho de que ella misma se pone en peligro, y yo no puedo soportarlo.

"No quiero que vayas a trabajar," insisto de nuevo.

"No se trata de ti, Christian. Esta no es su decisión."

Bueno, joder, así debería ser. Este impasse entre nosotros me hace darme cuenta que realmente quiero que las cosas pasen a otro nivel entre nosotros, algo más formal. Este acuerdo informal no es suficiente para mí. Ella no es mi sumisa pero tal vez podríamos tener un tipo diferente de contrato entre nosotros. El Sr. y la Sra. Grey. Ese es el mayor compromiso entre un hombre y una mujer, ¿no es así? Pero es demasiado pronto para pensar en ese sentido - ¿o no? Tal vez debería hablar de ello con Flynn la próxima semana.

Aunque estoy acostumbrado a conseguir siempre lo que quiero, parece que voy a tener que claudicar, o correr el riesgo de que Ana me abandone y que entonces se quede sin ningún tipo de seguridad en absoluto. Supongo que puedo soportar la idea de que ella vaya a trabajar si tiene escolta en todo momento. Un agente encubierto ya no es una opción, por que es insuficiente la protección que ofrece dada la situación actual.

"Sawyer irá contigo."

"Christian, eso no es necesario. Estás siendo irracional."

"¿Irracional?" Ella es la que se está siendo jodidamente irracional, a pesar del hecho de que estoy tratando de negociar un compromiso con ella. Estoy llegando al final de mis fuerzas con su obstinada negativa a entrar en razón. "O el va contigo o realmente voy a ser irracional y te mantendré encerrada aquí."

"¿Cómo, exactamente?"

"Oh, encontraría la manera, Anastasia. No me tientes."

¿No se da cuenta de que nada me gustaría más que encontrar una excusa para vivir una versión de mi fantasía de 24/7 de control absoluto con ella? Encerrarla, refrenarla. Totalmente controlada en todos los sentidos, preferentemente con su absoluto consentimiento, pero si pensara que estaba asumiendo algún riesgo, entonces créeme, haría lo que  fuera necesario para mantenerla a salvo.

Mientras se queda mirando mi cara impenetrable, creo que por fin se da cuenta de lo que estoy decidido, de que tiene que hacerlo a mi manera, y que no voy a permitirle que arriesgue su seguridad de ninguna manera. Simplemente no va a suceder, señorita Steele.

"¡Está bien!" reconoce por fin mientras alza sus manos en señal de derrota, con el ceño fruncido con enojo. "Está bien. Sawyer puede venir conmigo si te hace sentir mejor."

Ella me pone los ojos en blanco, pero mientras me muevo hacia ella, ella retrocede.

Mierda. La he asustado. Cree que la voy a castigar por desafiarme y ponerme los ojos en blanco. Tengo que tranquilizarme y volver a la calma, ahora que me las he arreglado para convencerla de que Sawyer la acompañe mañana. Paso mis dedos por mi pelo, cierro los ojos y respiro profundamente para calmarme.

"Puedo darte un recorrido," sugiero, intentando cambiar de tema.

"Está bien," murmura, mirándome con recelo.

Tomo su mano y suavemente se la aprieto para tratar de tranquilizarla.

"No era mi intención asustarte."

"No lo has hecho. Estaba a punto de huir."

"¿Huir?"

Mierda.  ¿Significa esto que todo esto es demasiado para ella? ¿Ella no está preparada para soportar todo mi equipaje? ¿La he llevado demasiado lejos?

"Estoy bromeando," me tranquiliza al no poder evitar mi mirada de horror, pero no es algo con lo que bromear. No puedo pasar por eso otra vez.

Los dos nos calmamos mientras le muestro todas las habitaciones del apartamento que todavía no había visto. No tenía ni idea de que Taylor y la Sra. Jones tienen una área para ellos solos - ¿Dónde creía ella que vivían? No hay nadie allí en ese momento por que Gail aún no ha vuelto de pasar el fin de semana visitando a  su hermana en Portland.

Hay una sala de televisión que casi nunca uso. Ahí solo tengo las consolas para Elliot, porque le encanta jugar con ellas. Parece un inútil desperdicio total de tiempo para mí. Realmente no me puedo imaginar molestándome en pasar tiempo con esos estúpidos juegos.

"¿Así que tienes un Xbox?"

"Sí, pero soy una mierda con eso. Elliot siempre me gana. Fue divertido cuando pensaste que me refería a esto cuando te hablé de mi cuarto de juegos."

"Me alegro de que me encuentres divertida, Sr. Grey."

"Así es, señorita Steele - cuando no estás siendo desesperante, por supuesto."

"Suelo ser desesperante cuando estás siendo irracional."

"¿Yo, Irracional?"

"Sí, señor Grey.  Irracional podría ser tu segundo nombre."

"No tengo segundo nombre."

"Irracional sería el adecuado entonces."

"Creo que es una cuestión de opiniones, señorita Steele."

"Yo estaría interesada en conocer la opinión profesional del Dr. Flynn."

Oh, créeme, Flynn lo sabe todo acerca de mi naturaleza irracional, nena.

"Pensé que Trevelyan era tu segundo nombre."

"No. Apellido."

"Pero no lo usas."

"Es demasiado largo.  Ven."

La última cosa que se necesita cuando creas una empresa es un nombre que la gente no pueda pronunciar o deletrear. Elliot piensa de la misma forma, por lo tanto Constructora Grey y Empresas Grey. Si Mia consigue seguir adelante y establece su propio negocio de catering de alto nivel, no creo que eligiera el nombre de  Trevelyan para presentarse. Si ella sigue mi consejo, sacará provecho de la buena reputación asociada con nuestro apellido y elegirá algo así como ‘Grey Cousine’, aunque conociendo a mi hermana, probablemente se decidirá por algo mucho más femenino y ostentoso. Pero si alguien puede lograrlo, es Mia.

Me doy cuenta de que cuando le enseño a Ana el interior de la oficina de Taylor, él la mira pero no le sonríe. Él ha captado el mensaje, alto y claro. No te familiarices demasiado, esa es la propiedad del jefe, porque tengo cincuenta jodidas sombras muy difíciles de manejar.

Acabamos en la habitación que Ana llama la biblioteca, donde está mi mesa de billar. Con la que tengo planes muy interesantes.

"¿Jugamos?" pregunta Anastasia, con una pequeña sonrisa juguetona que esconde un secreto alrededor de su boca.

"Esta bien. ¿Has jugado antes?"

"Algunas veces," responde con evasivas, y puedo decir que está mintiendo por alguna razón.

"Eres una mentirosa sin esperanza, Anastasia. Ya sea que nunca has jugado antes o ... "

"¿Te asusta tener algo de competencia?" se jacta, mientras se lame los labios. Increíblemente sexy.

"¿Asustado de una chica como tú?" No lo creo, señorita Steele.

"Apostamos, Sr. Grey."

"¿Estás segura señorita Steele? ¿Qué te gustaría apostar?"

"Si gano, me vas a llevar de nuevo a tu cuarto de juegos."

¿Qué ha dicho? ¿Ella quiere volver a entrar en mi cuarto de juegos? ¿Después de lo que pasó la última vez? ¿Está loca? No puedo negar que una parte de mí le encantaría llevarla de vuelta ahí, pero no puedo correr el riesgo de que las cosas se me vayan de las manos otra vez. No estamos listos para volver allí, aunque ella piense que si lo estamos. Obviamente sigue preocupada porque esté extrañando mi mierda pesada, de que esto no sea suficiente para mí. Pero no debo dejarme llevar por ella como sucedió antes, cuando ella me pidió que le mostrara lo duro que podía ser.

"¿Y si gano?" No hay 'si' al respecto.

"Entonces tú eliges."

"Está bien, trato hecho."

Porque yo voy a ganar, por supuesto, no hay duda. Puede ser que sea una mierda con el Xbox, pero soy as en el billar. Me gusta la habilidad, la concentración y la precisión que requiere. Y ya tengo algo en mente para cuando gane.

Así que estamos de acuerdo en jugar al billar, y lo preparo rápidamente.

"¿Te gustaría romper?" Le ofrezco, divertido por la idea de que ella realmente cree que puede vencerme.

"Está bien."

Ella le pone algo de tiza en su taco, y sopla lentamente el exceso, mientras me mira a través de sus largas pestañas. Mierda, ahora tengo una erección, se ve increíblemente sexy, y apenas acabamos de comenzar a jugar.

Y realmente es muy buena, lo descubro cuando ella introduce las primeras bolas. Así que por eso ella estaba sonriendo para sus adentros. Me pregunto ¿dónde aprendió a jugar? Pensando que probablemente quién le enseñó no es de mi agrado. Tiene que ser un chico, obviamente. José Mierda Rodriguez me viene a la mente. Apuesto a que estaba más que feliz de pasar tiempo enseñándole. Decido no darle demasiadas vueltas a ese pensamiento desagradable, ya que sólo se echaría a perder nuestro juego. En cualquier caso, me estoy divirtiendo mucho, muchísimo viéndola mostrando su gran cuerpo mientras se extiende sobre la mesa. Ella lleva sus jeans ajustados que muestran su culo a la perfección, y una blusa escotada azul, lo que me gusta mucho porque me da una gran vista de sus pechos.

Ella va muy bien, hasta que no alcanza la bola verde rayada. Lástima.

"Sabes, Anastasia, podría estar aquí y ver cómo te inclinas y te estiras en esta mesa de billar todo el día."



Ahora es mi turno para tirar. Logro colocar cuatro bolas seguidas y deliberadamente introduzco la blanca. No quiero ganar todavía, porque quiero seguir viendo como ese cuerpo fantástico se extiende delante de mí otra vez. Fácilmente puedo alcanzarla luego.

"Un error muy elemental, Sr. Grey," se burla.

"Ah, señorita Steele, soy sólo un simple mortal. Tu turno, creo." Déjame ver ese culo delicioso de nuevo.

"¿No estarás intentando perder a propósito?"

"Oh no. Con lo que tengo en mente como premio, yo quiero ganar, Anastasia. Pero es que yo siempre quiero ganar."

Ana está aprendiendo, porque ella decide jugar sucio agachándose para mostrarme su culo y su escote cada vez que puede, para tratar de distraerme. Y joder, está funcionando. Tengo una erección dolorosamente dura en camino.

"Sé lo que estás haciendo," murmuro.

Ella acaricia su taco sugerentemente, pasando sus dedos hacia arriba y hacia abajo lentamente, sabiendo que ella me está excitando a lo grande.

"Oh, sólo estoy decidiendo hacia dónde llevar  mi siguiente golpe," murmura tímidamente.

Entonces ella se coloca justo en frente de mí y se estira encima de la mesa. Se alinea para su siguiente tirada, inclinándose a la derecha sobre la mesa. Su culo se estira tentadoramente delante de mí, y cuando ella se menea un poco, no puedo dejar de reaccionar y contener el aliento.

Ella pierde su oportunidad.

Disimuladamente me pongo justo detrás de ella mientras todavía está inclinada sobre la mesa, colocando mi mano sobre su espalda suavemente para acariciarla.

"¿Estás moviéndote alrededor de la mesa para provocarme, señorita Steele?" Le pregunto mientras de repente le golpeo por sorpresa su precioso culo.

"Sí," jadea sorprendida.

"Ten cuidado con lo que deseas, nena."

Esto es sólo una advertencia, y hay mucho más de donde lo has sacado. Pero ahora es mi turno para tirar.

Puedo ver que Ana me está estudiando intensamente. Me complace el que ella parece disfrutar al mirarme, casi tanto como yo disfruto mirándola.

Deliberadamente fallo mi siguiente turno. No es muy divertido si consigo meter todas las bolas de golpe, porque entonces voy a perderme todos esos estiramientos sexys encima de la mesa.

"Cuarto rojo allá vamos," me reta.

Todo se reduce a la próxima tiro, quedan solo dos bolas.

"Nombra el hoyo de tu siguiente tiro," murmuro, pensando que sé exactamente cómo voy a llenar yo su dulce y pequeño hoyo.

"Arriba a la izquierda," afirma, pero falla.

Como pensaba, su concentración le ha fallado. Es hora de tomar el control. Como le dije, yo siempre juego para ganar.

"Si gano, te azotaré y luego te follaré duro sobre la mesa de billar."

Ana parece conmocionada mientras me desquito en el siguiente tiro y gano el juego sin esfuerzo. Ahora vamos a jugar al juego del que yo tengo todas las reglas.

Me pongo de pie y sonrió.

"¿No vas a ser una mala perdedora, verdad?"

"Depende de lo duro que me azotes," murmura, mientras con el dedo la agarro de la parte superior de la camisa y tiro de ella hacia mí.

"Bueno, vamos a contar las faltas menores cometidas, señorita Steele. Uno: hacerme sentir celos de mi propio personal. Dos: discutir conmigo acerca de ir o no trabajar. Y tres: menear tu delicioso trasero durante los últimos veinte minutos. Quiero que te quites los jeans y esa blusa ajustada. Ahora."

Suavemente beso sus labios antes de ir y cerrar la puerta. No quiero a Taylor o a la Sra. Jones merodeando para interrumpir nuestra diversión.

Ana parece haberse congelado.

"La ropa, Anastasia. Parece ser que todavía la llevas puesta. Quítatela - o lo haré yo por ti."

"Hazlo tú," susurra, con una voz ronca, sexy, y excitante.

"Oh, señorita Steele. Ese es un trabajo sucio, pero creo que estaré a la altura."

"Por lo general siempre estás a la altura, Señor Grey."

"¿Qué quieres decir con eso Srta. Steele?"

Me detengo en el escritorio para tomar una regla de plástico de unos treinta centímetros, y me la pongo en el bolsillo trasero de mis jeans. Estoy improvisando. No estoy en mi cuarto de juegos, así que no tengo ninguno de mis juguetes favoritos, pero este instrumento se adaptará perfectamente a la tarea que tengo en mente. Me doy cuenta de esto es más excitante que la planificación de una escena en mi cuarto de juegos. Descubrir que es posible jugar y pasar un buen rato en cualquier lugar que elijamos es muy liberador. Abre posibilidades infinitas. Y Ana parece estar lista, realmente preparada.



Quiero verla tendida sobre la mesa sin sus jeans para concentrarme en su follable culo sexy. Así que me arrodillo delante de ella para quitarle sus jeans. Lleva unas bonitas bragas que son muy agradables de ver. Froto mi nariz contra las bragas y absorbo su maravilloso aroma a almizcle natural que me dice que ella ya está excitada.

"Quiero ser brusco contigo, Ana," le advierto mientras sigo besándola y acariciándola a través de sus bragas. "Vas a tener que decirme si es demasiado."

"¿Palabra de seguridad?" Pregunta.

"No, sin palabra de seguridad, sólo dime que me detenga y me detendré. ¿Entendido?"

Gime mientras sigo besándola.

"Contesta," insisto. Tengo que estar seguro de se acordará y me detendrá. Tengo que tener esa tranquilidad.

"Sí, sí, entendido." Contesta.

"Has estado enviándome pistas y mandando señales muy contradictorias durante todo el día, Anastasia. Me dijiste que te preocupaba que hubiera perdido mi nervio. No estoy seguro de lo que querías decir con eso, y no sé hasta que punto iba en serio, pero vamos a averiguarlo. No quiero volver a entrar en el cuarto de juegos, así que podemos probar esto. Pero si no te gusta, tienes que prometerme que me dirás."

Creo que quiere algo de nuestro ‘kinky-fuckery’ especial, algo en lo que me siento más que feliz en colaborar, pero no la quiero presionar demasiado.

"Te lo diré. Sin palabra de seguridad."

"Somos amantes, Anastasia. Nos amamos, por lo que se nos puede llamar amantes, ¿no? Los amantes no necesitan palabras de seguridad. ¿verdad?"

Todo esto es nuevo para mí, y no conozco todas las reglas, pero creo que lo estoy haciendo bien. Eso espero, al menos.

"Supongo que no. Te lo prometo." Ana murmura. Por supuesto que tengo que recordar que todo es nuevo para ella también. Pero eso me gusta. Lo estamos solucionando juntos, a nuestra manera.

Poco a poco le desabrocho la blusa, pero se la dejo puesta, por lo que tengo una increíble vista de sus pechos que se derraman fuera del sostén. Ella tiene unos pechos preciosos.

"Juegas muy bien, señorita Steele. Debo decir que estoy sorprendido. ¿Por qué no metes la bola negra?"

Me paro detrás de ella mientras se inclina para tirar, y froto suavemente mis dedos hacia arriba y hacia abajo por la piel sedosa de su muslo derecho. Nuestro juego privado de billar es mucho más divertido que cualquier juego normal.

"Voy a perder si sigues haciendo eso," murmura.

"No me importa si fallas o no, nena. Sólo quería verte así - medio vestida, recostada sobre mi mesa de billar. ¿Tienes alguna idea de lo excitante que te estás en este momento?"

Acaricio de nuevo la curva de su trasero, mientras se prepara para golpear la bola blanca.

"Arriba a la izquierda," murmura.

Mientras golpea la bola, le doy una nalgada fuerte. Grita y salta por la sorpresa, pero no puede alejarse ya que sigo estando pegado justo detrás de ella. La bola no da en el blanco.

"Oh, creo que tienes que intentar de nuevo. Tienes que concentrarte, Anastasia."

Puedo decir que realmente está excitada por nuestro pequeño juego por que empieza a respirar con dificultad, por lo que decido seguir haciéndola sufrir.

"Eh, Eh, sólo espera." Le digo, una vez coloco de nuevo las bolas. Vuelvo a ponerme detrás de ella y acaricio su muslo izquierdo esta vez, y vuelvo a rozar suavemente su sexy culo.

"Apunta."

Tiene dificultades para concentrarse en el tiro, ahora sabe lo que pasará en cuanto lo haga. La azotaré en cuanto golpee la bola, gozando de la sensación de su cálida y suave carne suave contra mi mano firme.

"Oh no," se lamenta.

"Una vez más, nena. Y si fallas de nuevo, me encargaré de que lo recibas de verdad."

No puedo esperar para darle el castigo que se ha ganado hoy con su comportamiento desobediente. Además, un buen azote me ayudará a aliviar la tensión y la preocupación que ha estado flotando entre nosotros todo el día.

"Puedes hacerlo," la animo , y sé que ella está disfrutando de este juego tanto como yo cuando ella empuja su trasero contra mí. Así que la golpeo con fuerza de nuevo.

"¿Impaciente, señorita Steele?" Bromeo. Yo si lo estoy, pero quiero tomarme mi tiempo para disfrutarlo. "Bueno, acabemos con esto."

Le bajo las bragas y me las meto en el bolsillo, luego le beso las nalgas de su delicioso trasero desnudo, encantador.

"Tira, nena."

Falla de nuevo, por supuesto.

Es hora de llevar este juego a un nivel superior. Me inclino sobre ella, aplastándola contra la mesa y la tomo de la mano.

"Has fallado," le susurro al oído. Sus mejillas contra el tapete. "Pon tus manos sobre la mesa."

Ella obedientemente hace lo que se le dice.

"Bien. Voy a azotarte ahora y así la próxima vez tal vez no fallarás."

Gime y respira entrecortadamente, jadeando por la excitación. Estoy a su lado mientras acaricio su culo dulce, y acaricio con la otra mano su nuca, mis dedos se enredan en su pelo, mi codo presiona su espalda para que no se levante. Está inmovilizada e indefensa.

"Abre tus piernas," ordeno, pero ella duda. Así que ahora la azoto con la regla, y hace un ruido silbante maravilloso que la toma por sorpresa. La golpeo de nuevo y ella jadea. Te voy a enseñar si he perdido o no mi nervio.

"Las piernas," le ordeno de nuevo. Poco a poco abre sus piernas, y la golpeó de nuevo, aún más fuerte. No puedo negar que estoy disfrutando de esto, pero me siento más libre ahora que sé que ella está disfrutando de verdad también. Sólo tengo que asegurarme de no traspasar los límites y llevarla demasiado lejos.

Sigo golpeándola con la regla una y otra vez, y ella gime mientras absorbe el dolor y saborea la excitación que crea en su interior. Así que no le doy tregua, porque ella está excitada, mientras yo estoy más allá de la excitación. La estás llevando al lado oscuro, Grey. Ten cuidado. No la lleves demasiado lejos.

Sigo, perdiéndome como ella me dijo, encantado de que cada golpe sea tan jodidamente increíble de ver y oír, siseo de la regla al bajar y el ruido del golpe en su piel de alabastro, hasta que su culo se enciende de un hermoso color rosa.

No me detengo, pero de pronto,

"Para."

No dudo por un segundo. Al instante dejo caer la regla y la suelto.

"¿Suficiente?" Susurro.

"Sí."

"Ahora quiero follarte." Mi necesidad es abrumadora después de estos magníficos azotes.

"Sí," ella asiente inmediatamente, con la voz entrecortada de excitación y deseo. Sí, ha cruzado al lado oscuro contigo, Grey.

Me desabrocho el pantalón para liberar a mi dolorida polla. Con facilidad meto dos dedos en su interior para comprobar que está lista, porque voy a ser duro con ella. Y estoy encantado de descubrir que ella está increíblemente húmeda para mí. Así que saco un condón y me lo enfundo rápidamente, a continuación, le separo más las piernas mientras permanezco detrás suyo.

Poco a poco me hundo en ella, gimiendo de placer por lo jodidamente increíble que es el empujar hasta el fondo, en sus profundidades deliciosas y calientes. La tomo por las caderas, y entonces golpeo de nuevo. Ella grita, así que aun no ha llegado el momento.

"¿Otra vez?" le digo en voz baja.

"Sí ... estoy bien. Déjate llevar ... llévame contigo," murmura sin aliento.

Ella necesita esto tanto como yo. Puedo dejarme ir porque eso es lo que ella también necesita. Así que poco a poco, con facilidad, vuelvo a penetrarla. Una y otra vez. Cada vez mejor que la anterior. Más fuerte, más caliente, más resbaladiza. Un ritmo constante de éxtasis. Amantes disfrutando el uno del otro, tomando lo que le estoy dando, dándole la bienvenida a la dureza de mi polla, golpeando con suavidad sus deliciosos pliegues.

Puedo sentir como su interior se empieza a acelerar, así que sé que está cerca, y es seguro que yo lo estoy. Por lo tanto, aumento el ritmo, la presión se intensifica, se está acumulando, hasta que finalmente estalla y se rompe para llegar a nuestra liberación, increíblemente bueno, estamos jodidamente bien juntos. La agarro por sus caderas, y con una profunda estocada final siento como explota a mi alrededor y eso es suficiente para llegar a mi liberación, se detiene el universo para nosotros. El tiempo queda  suspendido por un momento mientras volamos juntos.

Finalmente nos relajamos, acabamos juntos en el suelo, mientras la acuno en mis brazos.

"Gracias, nena," le susurro, cubriendo su cara con dulces besos. Ella abre los ojos para mirarme, y veo que es el amor lo que se refleja en ellos, lo que me hace aferrarme a ella con más fuerza. No habrías reconocido esta mirada antes, ¿verdad, Grey?

"Tienes una rozadura en la mejilla por culpa del tapete," murmuro, mientras la acaricio con ternura. Ha sido una experiencia maravillosa juntos - por lo menos para mí. "¿Qué te ha parecido?"

"Intenso, delicioso," murmura. "Me gusta rudo, Christian, y también me gusta tierno. Me gusta que sea contigo."

Exhalo un suspiro de alivio mientras la abrazo más fuerte. Eso es exactamente lo que siento. Con Anastasia, cualquier tipo de sexo es increíble. Somos amantes, podemos hacer que todo funcione juntos. Esto es más que suficiente para mí, estoy seguro.

"Nunca fallas, Ana. Eres hermosa, brillante, audaz, sexy, divertida, y doy gracias a la divina providencia cada día que fueras tú quien vino a entrevistarme y no Katherine Kavanagh."

Bosteza dulcemente contra mi pecho mientras entierro mi nariz en su cabello.

"Pero ahora estás muy cansada. Vamos. Un baño y a la cama."

~ ~ ~

Nos relajamos juntos en la bañera, Ana logra convencerme para que Sawyer la acompañe  justo a la puerta principal de la oficina por la mañana. De mala gana acepto, porque sé que es el único punto de acceso al edificio, por lo que puede controlar cualquier movimiento de forma segura desde allí. También se compromete a llevarse algo de comer para no tener que salir a la hora del almuerzo.

"Me alegro de que me dijeras que me detuviera," le digo.

Esto me da esperanzas, porque ahora siento que puedo confiar en ella para que me indique cuando llego a su límite, en lugar de decirme lo que cree que quiero oir. Es un paso muy importante para avanzar en la dirección correcta.

"Mi trasero también," me sonríe.

~ ~ ~

"¿La señora Acton no incluyó ninguna pijama?" Pregunto cuando veo que lleva puesta de nuevo una de mis camisetas para dormir.

"No tengo ni idea. Me gusta usar tus camisetas," balbucea medio dormida mientras se estira en la cama. Supongo que eso es muy dulce. Ella prefiere usar algo mío que cualquier tela lujosa como la seda. Así es Ana. Me inclino y la beso.

"Tengo que trabajar. Pero yo no quiero dejarte sola. ¿Puedo usar tu portátil para conectarme con la oficina?  ¿Te molestaría si me quedo a trabajar aquí?"

No puedo quitarme la imagen de Leila de pie en el extremo de la cama apuntando con un arma a Ana. Pero después de un día jugando a los noviecitos, hay asuntos urgentes de negocios que necesitan mi atención, y solo son las diez y media de la noche.

"No es mi portátil," murmura, y luego simplemente se va, quedándose totalmente dormida.

Paso mucho tiempo simplemente mirándola mientras duerme. Me encanta mirarla, tal como lo hice la primera vez cuando la llevé a mi habitación en el Heathman. Mi bella durmiente. No puedo resistirme a deslizar mis dedos por su suave mejilla, acariciando su cabello sedoso, y viendo el movimiento acompasado de su respiración.

Anastasia. Mi amante. El amor de mi vida. Todavía me parece extraño, pero creo que me estoy acostumbrando a pensar en estos términos. Amor, con A mayúscula. Es un sentimiento maravilloso, poderoso, pero confuso, lo estoy descubriendo.

De mala gana renuncio a seguir mirándola y me conecto con la oficina para ponerme al día con el mundo exterior. Pero en lugar de trabajar hasta la madrugada, como de costumbre, solo termino lo estrictamente necesario para tener todo al máximo y poder deslizarme en la cama junto a Ana. La envuelvo entre mis brazos, y la beso suavemente mientras murmura dulcemente mi nombre, antes de caer en un sueño profundo, tranquilo.



Nota del autor y del equipo de traducción: A partir del 7 de Enero se publicarán 2 capítulos a la semana, los Lunes y los Jueves, ya que nos acercamos al blog original. Una vez lleguemos al mismo punto se publicarán una vez a la semana, pero avisaremos antes! Esperamos que sigan disfrutando de la historia, tanto como el autor creándola como Sirocco968 traduciéndola.

Con agradecimiento a Sirocco 968 por proporcionar la traducción al español

No soy dueño de ninguno de los personajes de la trilogia de "Cincuenta Sombras". Pertenecen a E L James. Estoy simplemente tomando prestados los personajes para entretenimiento y no por beneficio economico. Por favor, consulte la página de aviso legal para más detalles sobre los derechos de propiedad intelectual de esta obra.